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La ira; rabia, enojo y dolor.

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El porqué nos enojamos adquiere multitud de respuestas. De manera aparente, la ira estalla porque nos sentimos heridos, rechazados, impotentes…surge de manera natural y automática y toma una forma concreta a la hora de ser expresada por cada uno de nosotros, pero yendo más allá y lejos de la apariencia ¿Qué es realmente? ¿Qué función psicológica tiene? ¿Es igual para todos? ¿Qué se esconde tras ella?


Según Raymond Novaco, experto en Psicología sobre el enfado, la ira es una emoción  que  tiene una función comunicativa muy importante  a la hora de expresar emociones negativas pero que suele confundirse con la agresión, que es un comportamiento. El límite es difuso pero existe y mientras la primera es una emoción intensa, rápida que se expresa con resentimiento, furia e irritabilidad, la segunda es una expresión comportamental violenta que debe regularse. ¿Qué quiere decir que la ira tiene una función comunicativa? Según el experto, a menudo es un potente vehículo de expresión, sin el cual (el enfado) a veces somos incapaces de comunicarnos.
 
 Este mismo autor señala, que  está emoción tiene como función dar energía al organismo,  ayuda a persistir  en ciertos momentos y en lo que concierne al grupo social, moviliza  contra sentimientos de opresión, dando lugar a fortalecer la unión pero la ira no es nada  útil en una intensidad muy elevada y corre el riesgo de tomar la forma de un comportamiento violento. Hay personas constantemente iracundas mientras que otras por su sistema bio-psico-social la sienten con menor asiduidad. ¿Qué elementos intervienen entonces?
 
Podríamos decir y según los estudios de dicho autor, que la ira se compone en primer lugar de factores cognitivos. No nos enfadamos por lo que sucede sino por el significado  que nosotros hacemos de esos hechos. De esta manera, nosotros desarrollamos normas internas del cómo deben ser las cosas y cómo deben comportarse las personas. Si el comportamiento que observamos de los otros o las circunstancias de la vida no son las esperadas, probablemente engendremos un desacuerdo interior que nos traiga diferentes emociones, siendo una de ellas la ira, cuando nos sentimos ofendidos o atacados. Pero no solo el sistema cognitivo será el responsable. Lo fisiológico también desempeñará una influencia notable. Esto es, si tenemos por ejemplo, la tensión alta o tensión muscular estaremos más predispuestos a sufrir un ataque de ira.
 
No se acaba aquí. La conducta y el entorno serán igualmente relevantes para desarrollar esta emoción. Las personas que desarrollan hábitos de agresividad o que carecen de habilidades de conducta en ciertas situaciones, fácilmente harán uso de la ira para resolverlos.  Por lo tanto, la capacidad de resolución de problemas iría ligada también a esta respuesta. Cierto es también que la gente que se enoja con frecuencia, percibe el entorno con más hostilidad y acaba adquiriendo una dinámica destructiva. En resumen; la ira se compone de factores cognitivos (pensamientos), fisiológicos, conductuales y sociales.
 
Dando un paso más, me parece interesantísimo ver la estrecha relación que mantiene la ira con el dolor. Según Harry Mills, en su artículo publicado “Psychology of Anger”(2005) la ira es caracterizada como una “segunda emoción” enmascarada por el dolor y que el autor llama “emoción sustituto” Esto es; la gente cambia su dolor por ira para liberarse de algo que duele mucho, que no se soporta como manera de protegerse del sufrimiento, evitando así lidiar con los propios sentimientos. Es una manera de ocultar la realidad de la propia vulnerabilidad ante algo que nos hace sufrir.  El autor también afirma que la ira crea un sentimiento de justicia y de poder como manera de protección, lo que hace alejarse de uno mismo y culpar a los demás. Es algo así como “las personas que me han hecho daño, están equivocadas, ellas” El culpable es la causa o el otro y al producir dolor “me tranquiliza” saber que no tiene que ver conmigo.
 
Como vemos, este es un tema extenso en el que se mezclan muchos componentes sociales, fisiológicos, conductuales y cognitivos. Se relaciona también con el dolor, la rabia, la injusticia y se aleja de la introspección de uno mismo cuando creemos que son los demás los que nos hieren. En palabras de Novaco; “la ira es un veneno en la mente” algo muy dañino que consume energías y recursos.
 
Hay quien vive enfadado todos los días,  quien concibe el entorno como dañino y cruel mientras no se dan cuenta que la herida socava profunda en ellos al adquirir esta concepción de la vida. Todos nos enojamos, la ira existe como emoción pero hay que saber medirla y controlarla porque ella misma es nociva si hierve dentro de nosotros. Tal vez es interesante hacer una reflexión sobre el porqué algo nos duele tanto y qué responsabilidad tenemos nosotros cuando nos sentimos así. Tal vez vivir enrabiados nos hace tener una visión muy estrecha y controladora de las cosas. Hagamos esfuerzos para sonreír más porque al fin y al cabo las cosas suceden pero no son como son sino como somos.
 
 
Bibliografía
 
 Psychology of Anger. Harry Mills, 2005. Mental help
 
 
“La ira y el enfado consumen tus recursos” R, Novaco, (2010) La Vanguardia.
Núria Costa, psicóloga

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5 comentarios en “La ira; rabia, enojo y dolor.

  1. Que duda cabe que las personas hemos de entenderlas como un compendio bio-psico-social, hoy en día, a pocas personas les queda la menor duda, lo que si procuro dejar claro, es que no todos los factores tienen el mismo peso. Así, para mi, el factor psicológico tiene un peso superior a los otros dos.
    Respecto al hecho de que la ira y la agresividad son adaptativas, que no nos quepa la menor duda. Lo que sucede es que la interpretación-emoción-respuesta no es en si problemática, solo lo es cuando está fuera de contexto.
    ¿En un barrio marginal de cualquier gran capital del mundo donde la violencia es moneda de cambio ser educado, cortés, respetuoso y nada agresivo es adaptativo? ¿En nuestro ambiente habitual, ¿interpretar el comportamiento de los demás como malintencionado, dañino, peligroso es adaptativo?
    Con esto pretendo decir que tendemos a calificar los pensamientos, emociones y conductas fuera de contexto y en muchas ocasiones, aunque sean negativas, son positivas por adaptativas.
    Por cierto, me encanta la coletilla “las cosas no son como son sino como somos”.

  2. Me pregunto cual es el proceder en caso de que la ira surge de forma constante a causa de los "movimientos" realizados por otra persona que hace caso omiso a anular una situacion y entorno anomalo.

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