
El artículo 25.2 de la Constitución Española, dice que el objetivo de internar a alguien en
prisión no es otro que el de la reeducación y reinserción social. Desde mi modo
de entender, “reeducación” significa volver a educar, o dicho de otro modo;
establecer hábitos nuevos para el buen desarrollo del individuo. Por otra
parte, la palabra “reinsertar”,
también con el prefijo “re”, significa volver a integrar (en este caso, a
alguien, con pautas de conducta distintas, para el buen funcionamiento de la
sociedad). Ahora bien; ¿es viable este objetivo cuando a un preso se le priva
de necesidades tan necesarias como son las sociales,
emocionales y sexuales? Me resulta paradójico.
Generalmente, las prisiones de casi todo el mundo
han sido diseñadas para un sexo u otro. En Europa, algunas cárceles de varones,
permiten módulos para mujeres pero sin permitirse el contacto
entre ambos sexos. Excepcionalmente en España, contamos con algunos centros
mixtos, donde se realizan actividades comunes. Del mismo modo, en estos centros;
sí se permite iniciar relaciones de pareja.
Un estudio, publicado en la revista The Spanish Journal of Psychology y realizado en
la Universidad de Salamanca y en la de Carolina del norte, por Rodrigo J.
Carcedo, Daniel Perlman, Félix López y Begoña Orgaz, asegura la importancia de
dichas necesidades para las salud psicológica de los presos. Las relaciones
sexuales, las afectivas y las sociales, son de suma importancia para el estado
mental de los internos en prisión. Así lo demostró este estudio, donde se
encontró que niveles más bajos de soledad social, se relacionaban positivamente
con una mejor calidad de vida. Igualmente, gozar de satisfacción sexual,
resultó un buen indicador de mejor salud psicológica.
Estos resultados, han llevado a pensar que es
relevante fomentar las relaciones sociales, así como las de amistad y sexuales,
para mantener el buen equilibrio psicológico del individuo dentro de la cárcel.
También este estudio, destaca la relación de una mayor calidad de vida, con una
disminución de malas conductas y recaídas, cuando el preso, ya se encuentra en
libertad. Dicho de otro modo; mezclar a hombres y mujeres en la misma prisión
podría ser muy beneficioso, permitiendo con ello, el acceso a las relaciones de
pareja y al poder mantener relaciones sexuales.
Aunque estos resultados muestren beneficios a nivel
general, evidentemente, no hemos de olvidarnos de estudiar cada caso en
particular, sobretodo, los que atañen a violencia de género y/o delitos sexuales.
En definitiva; ¿reeducación y reinserción mediante
el castigo? O ¿reeducación y reinserción favoreciendo las necesidades básicas
de afecto, sexualidad y relaciones sociales?...
Para leer más; Amores presos: la cara más amable de la cárcel
Bibliografía
Necesidades emocionales, sexuales, emocionales,
relaciones de pareja y calidad de vida en prsión. Infocop, 2012 http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4118
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