
Hay un dicho que dice “No se puede tener todo” ¿Cuantas veces lo habremos oído o mencionado? Estamos indecisos ante una elección y batallamos a “regañadientes” para quedarnos con la mejor opción. Sopesamos, volvemos a sopesar y todo y así a veces nos lamentamos. En otras ocasiones, deseamos que las cosas fueran perfectas y nos detenemos a argumentar en lo que nos falta, en vez de reparar en lo que sí tenemos. Y es que el ser humano, tiene tendencia a eso justamente, a fijarse en lo que queda por conseguir, en lo que no tiene o en lo que falla. De mientras, una voz (la de un amigo, la nuestra propia o la de la misma vida) nos dice; “todo, no puedes tenerlo”.
Ciertamente y por suerte,
todos somos distintos. Hay quien tiene tendencia a mirar el lado positivo de
las cosas que le suceden pero hay un alto porcentaje de personas que todo y
siendo optimistas, reparan (aunque sea poco) en las pérdidas y no en las
ganancias. Me refiero al hecho de remarcar lo que pierden en sus decisiones,
aun y estando satisfechos con su elección, experiencia o compra...
¿Queremos tenerlo todo?
Sin duda y perder no nos agrada. Esto tiene explicación desde un punto de vista
psicológico. Después de hablar de la disonancia cognitiva en otro de
mis posts, y como punto de
partida, está claro que las personas persisten en las creencias a favor de lo
que pierden o no tienen, sobre todo si se encuentran frente a una elección.
Elegir, supone la renuncia de algo y con ello a los aspectos positivos de lo no
escogido. Aunque en consecuencia, tratemos de eliminar la disonancia con
distintas estrategias (desvaluar la alternativa rechazada, quitar importancia a
la decisión o convenciéndonos de que hemos hecho la mejor selección) sentimos
un pequeño pesar.
En cuanto a lo que ya
tenemos y nos detenemos a analizar, esto no es menos. Tenemos una casa pero si
fuera más grande....tenemos una pareja pero si fuera más cariñosa...tenemos un
trabajo pero si esta tarea no tuviera que realizarla...y suma y sigue a la
lista de insatisfacciones. Ahora bien, la condición humana también nos trae
implícito el don de la aspiración. Aspiración en querer más y más y eso en
parte nos ayuda.
¿Qué haríamos si
viviéramos sin esa ambición que nos impulsa al cambio? Esta es una pregunta sencilla
donde entran conceptos como la motivación, la ilusión, el deseo y la acción.
Por lo tanto, algo de positivo tiene el “no poder tenerlo todo” Sin ese
impulso, nuestras vidas estarían carentes de sentido y no daríamos paso al
progreso.
Vivimos en una dualidad
donde se hallan factores que juegan tanto a nuestro favor, como en contra. Por
lo tanto estamos ante una paradoja y es la de la propia vida en la que por una
parte queremos y por otra rechazamos. Suspiramos por no perder pero de ahí nace
el empuje. Una rueda psicológica que nos mantiene vivos, en marcha y con el
anhelo de lograr.
No podemos tenerlo todo. !
Qué bien! ¿Verdad? De ser así, el tedio inundaría nuestros deseos y
funcionaríamos como robots automáticos. ¿Y qué me dicen ustedes de la frase:
“no te quejes que estás muy bien”? Quejarse o no es una opción. A veces hay
quien hace de ella un estilo de vida pero ciertamente por muy bien que se esté,
siempre se quiere estar mejor. Es una condición muy humana. Perder nos ayuda a
crecer, que sano entonces que todo no se pueda tener.
Que curioso es el ser humano con sus anhelos y sus inconformidades y que poder encierra nuestro cerebro para poder manejar estas situaciones.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con su forma de pensar, por que se entiende desde un punto lógico, pero como lo pasamos de mal cuando no logramos darle ese sentido.
Quien no ha hecho 'limpieza' alguna vez y se ha deshecho de ropa u objetos que ya no utilizaba? La sensación que queda también es muy placentera...
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