Pareja y familia

¿Tengo mala suerte en el amor?

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 Tener o no tener “suerte” en el amor es una percepción subjetiva pero lo que  está claro es que hay gente que, por muy completa y maja que sea, pasa su vida de frustración en frustración amorosa. ¿Fatalidades del destino? Más bien no. El secreto radica en la actitud, en la elección y en la autoestima.

Como psicóloga no creo en eso de la “suerte” en el amor. Cuando hablamos de relaciones no hablamos de azar, hablamos de elección, de libertad, de actitud y de responsabilidad. De esta manera uno no se enamora de cualquiera  (sea lo que sea lo que le atraiga de esa persona), uno es libre frente al tipo de relación a escoger, uno mantiene una actitud frente a la misma y actúa, siendo responsable de esa actuación.

¿Por qué siempre me sale mal?

La elección

A mi modo de entender esta parte es una de las más importantes. Cuando decidimos estar con alguien estamos eligiendo. Esto es; hay algo de esa persona que nos impulsa y nos motiva hacia ella. En esa elección hay mucho de consciente ( es guapo/a, cariñosa, amable, tiene mis mismas aficiones…y un sinfín de cosas más que vemos y admiramos en el otro) pero hay otra parte, la inconsciente ( y normalmente la más potente) que nos lleva a la vinculación.

Esa parte inconsciente es ese algo que no sabemos describir pero que nos atrapa. Digamos que es una parte que inconscientemente no vemos pero que genera en nosotros bienestar. Hablo del rol que cumple el otro (de modo nada consciente) y que uno necesito. Por ejemplo; una persona cuidadora tenderá a fijarse en personas a las que pueda cuidar. Esto no es consciente, sino una necesidad que sale a flote del inconsciente cuando se encuentra a ese quién. 

Los patrones de conducta suelen repetirse a lo largo de la vida y aunque podamos decir que nuestras exparejas no se parecían en nada unas con otras, si reparamos podemos ver qué rol engendré en esas relaciones y qué es lo que me atrae tanto del otro a ese nivel tan inconsciente. 

Dicho esto puedo decir entonces que la mala suerte en la elección no existe. Si la trabajamos con nuestro interior podemos darnos cuenta de que no nos fijamos en uno/a u otro/a por casualidad sino que cuando escogemos estamos apostando por cubrir partes nuestras que están ocultas. Revisa qué te atrae del otro verdaderamente en esa elección y qué papel está cubriendo de ti.

La actitud

Andar por la vida quejándote de tus problemas y confirmando que todo es negativo no aporta nada bueno en general pero si se trata de “vender” tus encantos, más que conquistar, harás que el otro salga corriendo.

Si ves la vida de color negro; ¿Cómo vas a hacer creer al otro que juntos van a salir colores? La gente suele tener atracción por las sonrisas, por lo bueno que le puedes aportar y no por la desgracia de tus problemas. No te ocupes tanto de amar con todo el corazón, sino que preocúpate más de amar con ilusión.

Del mismo modo una actitud pasiva tampoco ayuda a ligar. Muestra tu interés por aquello que te apasione y actívate ante ello. La  gente tampoco se siente atraída por el tedio. Revisa la actitud que tomas a la hora de vincularte.

La autoestima

hola! guapo/a me llamo tal y todo me sale mal. ¿Vas a quererme? Si tú no te quieres a ti mismo ¿Cómo harás para que otro te quiera? En primer lugar al no quererte no te
creerás merecedor de ese amor y probablemente lo boicotees.

Si tú que te conoces, has de hacer creer a otro (que no te conoce) lo que vales como persona y el mensaje es que no sirves, ¿Cómo crees que reaccionará el pretendiente?
Confía en ti mismo, quiérete y créete las buenas cualidades que tienes.

Creo que una  cosa importante en la que hay que reparar es en el  término responsabilidad. Es fácil echar pelotas fuera y darle la culpa a la desventura. En todo lo que hacemos tenemos parte de responsabilidad. Asumirla, nos llevará a ver dónde nos estamos equivocando y de este modo podremos no solo tomar conciencia sino ponerle remedio.

Otra cosa relevante respecto a la elección, a la que antes hacía referencia, es el término libertad. A todo el mundo le gusta sentirse amado pero recuerda que eso surge, se da. Es decir; nace de la libertad de dos personas. Quien tiene la necesidad de amar ahuyenta lo que más desea.

En resumen; en el amor no se tiene suerte. En el amor uno elige (aunque los motivos inconscientes nos jueguen malas pasadas), uno mantiene una actitud determinada, uno siente (no necesita) y uno actúa bajo su responsabilidad. 

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Núria Costa, psicóloga

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