
Es viernes por la tarde.
María ha llegado pronto del trabajo. Llega a su casa, se pone cómoda y toma un
café mientras piensa qué tipo de planta pondrá en aquella maceta vacía. Se
sienta un rato en el sofá mientras su celular no para de emitir notificaciones
varias. María no atiende, solo quiere dedicar su tiempo a aquello tan pequeño y
placentero, lejos del caótico mundo que entra en su aparato móvil.
¿Cuánto vale el tiempo? No
solo no tiene precio sino que además lo empleamos mal cuando de nuestro ocio se
trata. Desde que la tecnología nos ofreció el contacto (des) conectado, hemos
perdido la noción del disfrute real. Pegados a nuestro móvil, como si de
nuestra vida se tratará, dedicamos gran cantidad de horas a navegar por las
distintas redes sociales a no querer perdernos ningún evento, a relacionarnos
virtualmente… En definitiva; a sentir la
inquietud por querer estar en todas partes. Todo ello, nos ha vuelto
ansiosos e insatisfechos.
Hace ya casi cuatro años, escribí en este mismo blog, qué era el
síndrome FOMO (fear of missing
out) Expliqué en qué consistía y qué consecuencias psicológicas conllevaba.
Hoy, nuevas tendencias se imponen, al tiempo que se alejan de la dependencia a
las tan habladas redes sociales y al uso de internet. Nace el JOMO (joy of missing out), una
alternativa que apuesta por el disfrute y la conciencia plena lejos del mundo
exterior.
Este nuevo concepto tiene su
base en la desconexión y trata de desafiar al mundo “on line”. Propone
potenciar el goce en la vida y en las pequeñas cosas que la rodean, sin tener
que hacer uso del mundo virtual. Disfrutar de un paseo sin estar pendiente del
teléfono móvil, quedarse en casa y perderse los nuevos eventos anunciados por Facebook
o reservar momentos personales sin tener que consultar internet, son algunos
ejemplos que caracterizan al JOMO.
Cada vez, son más los
estudios psicológicos que corroboran que estar pendientes de la “pantalla” y de
las redes sociales aumenta el estrés y la ansiedad del individuo. Saber parar y
conectar con nosotros mismos es sinónimo de calma y salud mental y perderse
otras cosas que suceden fuera de nuestro “aquí
y ahora” puede ser un verdadero placer.
Poco a poco vamos
aprendiendo… Tras el aluvión de apps, redes sociales y webs que consultamos
cada día hay algo que necesita ser cuidado y escuchado y eso es el nosotros
mismos versus el mundo en sí mismo. Dedicar tiempo a otros menesteres, lejos
del mundo tecnológico es tan necesario como saludable. Como profesional de la
salud mental no sé si JOMO o menos FOMO pero sí que intuyo que lo auténtico es
el equilibrio y en él está la apuesta por el espacio personal.
Muy bueno!! Estoy estudiando psicología y justo estoy haciendo un trabajo sobre "LA NECESIDAD DE LA APROBACIÓN DE LOS DEMÁS EN NUESTRAS REDES SOCIALES" y te das cuenta de que es alucinante lo que se llega a engañarla gente a si misma y de lo poco conscientes que somos del gran problema que está creando todo este boom. Sin ir más lejos, Instagram, la revolución de los "selfies" y del "postureo", está creando problemas más graves de los que nos pensamos en las autoestimas de adolescentes inocentes... Hay que parar esto empezando por la base de todo que es la educación.
ResponderEliminarMuy interesante.
Muchas gracias Mireia
EliminarUn abrazo