Psicología actual

Chemsex: el peligro del sexo químico

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Un problema de salud pública. Así lo ha determinado el ayuntamiento de Barcelona entre otras ciudades europeas. El Chemsex (sexo químico) es una práctica en alza, que engloba drogas y sexo sin control. Horas, incluso días puede ser el tiempo que dure esta praxis y conlleva un peligro colosal para lo físico, pero también para lo mental. Hablemos de ello y demos la alarma necesaria para promover la conciencia que requiere.

El Chemical sex es un fenómeno social del que últimamente se habla mucho y NO para estar orgullosos sino para dar la voz de alerta y avisar a la población de las graves consecuencias que conlleva. Esta nueva tendencia se da fundamentalmente  entre varones jovenes homosexuales (todo y que también se empieza a dar entre heterosexuales) y consiste en el uso combinado de varias drogas con la práctica sexual en multitud. Alguien cita a un conjunto de personas, mediante una aplicación móvil en algún lugar privado, para mantener relaciones sexuales bajo los efectos estimulantes de tres drogas sintéticas. El resultado es sin duda devastador.

No hay tiempo para parar, comer o dormir. El objetivo es gozar de un sexo desenfrenado el mayor tiempo posible. La mefedrona, es una de las tres drogas responsables, caracterizada por su desinhibición de cara al sexo. Ésta, combinada con el cristal meth y el éxtasis líquido produce una vigilia prolongada y un estado de éxtasis apoteósico. Entre las consecuencias físicas encontramos las enfermedades de transmisión sexual como la hepatitis C y el SIDA, la dependencia fisiológica, problemas de corazón, enfermedades cerebrales y las propias asociadas a la adicción de drogas. ¿Y qué hay de lo psicológico?

En el ámbito mental también se dan efectos y secuelas importantes tales como dependencia, pérdida de la noción del tiempo, la realidad y la orientación espacial. Por otra parte se  dan problemas de ansiedad, depresión y abuso de otras sustancias. Todo ello conlleva dificultades en el ámbito social, laboral y/o familiar, así como un profundo aislamiento.

En Barcelona, el centro Chekpoint ha puesto en marcha una consulta psicológica para atender a personas que tienen esta problemática. Recientemente se ha visto un aumento de la demanda relacionada con esta dependencia. Uno de los datos que señala el centro es que estas personas ya no pueden tener sexo sin consumir u otros problemas psicológicos derivados tras este hábito.

Las autoridades de salud pública hacen un llamamiento a este nuevo fenómeno que entraña un gran peligro y una fuerte vulnerabilidad a la adicción de drogas. Para los que no tienen suficiente siguen con otra práctica todavía mayor. La denominada slam. En ella la mefedrona no se esnifa sino que se inyecta. El intercambio fácil de jeringuillas entraña riesgos de contagio muy elevados.

Cómo vemos, estamos delante de un problema social muy relevante que es aniquilador para el sujeto. Desde aquí, hacer un llamamiento de prevención para la población y animar  a los afectados a buscar ayuda. 

Núria Costa, psicóloga

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