Pareja y familia

¿ Por qué los enamorados hablan de manera cursi?

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El amor es uno de los sentimientos más conmovedores y apreciados que sentimos. Lejos de definirlo se instala en nosotros,  brota y expande toda su esencia dejando en su camino la huella de un misterio hechizador. En su estado más inicial; el del enamoramiento, se halla un anhelo, un ansia desbordada por el ser amado, incluso una alteración de la conciencia. El encantamiento llega a adoptar la fuerza de un trastorno psíquico que hace que la preocupación, los pensamientos y las imágenes por el amado adopten señales de una neurosis obsesiva.

 En el enamoramiento existe un deseo compulsivo de estar de forma constante con esa persona que hemos idealizado, divinizando toda su gracia. Los atributos negativos quedan ocultos y se da un pensamiento mágico, inquietante, lleno de exaltación  y placer intenso, el cual algunos autores han comparado con una adicción (S.Peele, 1976). Situándonos entonces en este particular estado y extrapolando estas sensaciones y sentimientos a la conducta más palpable nos preguntamos ¿Cómo actúan los enamorados? ¿Cómo se comunican?  Me resulta curioso y fascinante observar ese particular lenguaje que adoptan las personas en su estado más platónico y pletórico para comunicarse y expresarse. Es  una de las  formas más primarias, más dulces y más innatas del ser humano. Veamos;

LENGUAJE VERBAL

¿Qué es más común que utilizar un sobrenombre para designar a nuestro amado/a? Palabras graciosas, tiernas, particulares, cursis…en definitiva; motes significativos, con una cierta esencia infantil, designan a la mayoría de los enamorados de la tierra.

En primer lugar, suele ser habitual acortar o alargar los propios nombres. De esta manera es probable que por ejemplo Cristina pase a llamarse Cris, Cristinita, Cristi…y Miguel Miguelito, Miguelón, Mi…pero lo realmente interesante son los apodos y motes que se emplean y que están lejos de parecerse al nombre propio que identifica a la persona. Entre ellos y  por citar  sólo algunos pocos, tenemos los más comunes; cariño, cari, nena, bebé, princesa, chiquilla, cuca, cuki, peque, pequeña/o,pequeñita/o, gordi, pitufa, pitufin, caramelito, ángel, cielo, linda/o reina, vida, amor, amore, amorcito, baby, mamita, mamasita,  papito, corazón, corazoncito, bomboncito, muñeca, cosita, cosi, tesoro, osito/a, niña, niñito, … y así un sinfín de apodos más que navegan entre la comunicación cariñosa de quien se quiere. Resulta interesante observar, como muchos de estos motes acaban con “itos” e “itas” loque justificaría el tono afectivo e incluso regresivo con la infancia.

Pocas cosas son tan evidentes a los ojos de un observador que ver a una pareja de enamorados en plena conversación. La mirada, los gestos, la sonrisa, la postura…dejan entredicho el cariño y deseo que se forja entre ambos. En cuanto a la postura, los enamorados suelen siempre estar cerca, necesitando de un contacto físico o roce como forma de alivio a su intenso deseo. En la mirada, cuando se fija en el otro, se observa el aumento del tamaño de las pupilas. Se instaura una complicidad de flirteo en el que ambos con gestos ”tontos” juegan a dar muestras de cariño y agrado hacia el otro.


En las mujeres, el juego con el cabello será un síntoma delatador de coqueteo
mientras que el hombre tenderá a alisarse la ropa (puños o cuello de la camisa) como señal de dar su mejor imagen hacia la mujer. Los pies y piernas serán también un alto indicativo de muestras afectivas. En lo que concierne a los pies, suelen apuntar hacia la dirección deseada (él a ella, ella a él). Las piernas cruzadas y en movimiento de una mujer son claras señales de coqueteo. En la misma línea estaría calzarse y descalzarse reiteradamente, jugando con el zapato. En el hombre es común resaltar la zona pélvica, con las manos en la cadera o los bolsillos para resaltar su inconsciente deseo sexual. Otros objetos como el cigarro, una copa o cualquier otro elemento son también significativos y según la forma en la que se agarren o manejen denotan señales evidentes de deseo. En resumen; el cuerpo no se escapa de mencionar sus anhelos y juntamente con las palabras se forma un conjunto delatador que habla en forma de amor.

Cariño, cariñito, cariñin…cada uno utilizará su propio lenguaje, pero hay algo común y este es un sentimiento intenso que cuando se instaura en nosotros nos deja fuera de sí. Como propio, el enamoramiento no sólo nos brinda una revolución biológica y emocional sino que nos da una de las sensaciones más maravillosas que puede experimentar el ser humano. A pesar de que la naturaleza es sabia y este estado debe superarse para seguir funcionando con normalidad no se le debe restar importancia. Enamórese y aproveche esta oportunidad de disfrute y placer que nos otorga la vida.

Núria Costa, psicóloga

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