Psicología social

Cocaína; del cielo al infierno

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Cocaína;  procedente de la planta de la coca. Se cultiva en Perú, Bolivia, Ecuador y en algunas zonas de Colombia y Chile. Su origen se remonta al año 3000.a.C en el que se le atribuyó efectos divinos. Tras un largo recorrido en la historia, en 1884, Sigmund Freud publica “Uber coca”, donde defendió su uso terapéutico. Como curiosidad, citar que Koller, un amigo del conocido Psiquiatra, utilizó la cocaína para anestesiar la córnea, incluso Sherlock Holmes (1888) se declaró como consumidor habitual.  Años de historia han hablado de esta droga considerada como estimulante del sistema nervioso central y ya reconocida por sus devastadores efectos tanto a nivel físico como psicológico.


La cocaína está directamente relacionada con los centros de placer. El área ventral del Tegmento (AVT) es uno de los sistemas neurales más afectados por esta droga. Normalmente las neuronas de dicha área aumentan la cantidad de dopamina y la liberan en el núcleo acumbens pero en la ingesta de cocaína se bloquea la eliminación de la dopamina, en la sinapsis y se produce una acumulación de ella. Esta acumulación, produce una continuada estimulación de las neuronas receptoras, dando lugar a la euforia, característica principal de este tóxico. Cuando hay una ingesta habitual de esta sustancia se crea tolerancia, lo que significa que el cerebro necesitará dosis cada vez mayores para obtener el mismo nivel de placer inicial.
 
La adicción se produce el día que ya no se puede dejar de tomarla, ya no tanto por el placer que produce sino para evitar los efectos desagradables  al no ingerirla. La conciencia de enfermedad es muy difícil en el adicto, ya que niega su necesidad de consumo. Nuevas técnicas de neuroimagen han apreciado como el córtex (donde residen las funciones superiores, capaces de controlar nuestros instintos y nuestra conducta) está “metabólicamente apagado.” Esto es; el circuito de placer de un cocainómano domina su conducta.
 
Los efectos se dan tanto a corto plazo como a largo plazo y son tanto fisiológicos como psicológicos. A corto plazo, dichos efectos son casi inmediatos a su ingesta. Su absorción por vía nasal, hace que la droga vaya directamente al cerebro.
 
A corto plazo se da; desinhibición, locuacidad, euforia, omnipotencia, deseo sexual aumentado, hiperactividad y aumento de la energía como efectos psicológicos y dilatación de las pupilas, aumento del ritmo cardíaco y de la temperatura corporal como efectos fisiológicos pero también pueden existir temblores, espasmos musculares y  vértigos.
 
A largo plazo los efectos son muy dañinos y a parte de producir depresión, ansiedad, irritabilidad, paranoia, confusión, dificultades en el sueño  y disminución de la autoestima pueden darse alucinaciones táctiles, (algunos usuarios han relatado la “sensación de tener bichos bajo la piel”)  psicosis paranoide-esquizofrénicas  y grandes  complicaciones médicas  que afectan al sistema Cardiovascular (infarto, arritmias). También hay problemas Neurológicos (isquemias, hemorragias y convulsiones) Pulmonares, Gastrointestinales y Musculares entre otros. Puede existir también, perforación del paladar.
 
La sintomatología de la abstinencia de esta droga esta referida en tres fases, según Gawin y Kleber (1986)
 
a)      Cuando se ha estado consumiendo cocaína durante varios días y de repente se deja su consumo se produce un “crash” que puede durar desde varias horas a varios días. Se divide en subfases y éstas van en relación al “craving” (deseo de consumo). Pueden darse; agitación, depresión, deseo intenso de consumir, fatiga, anhedonia, insomnio e incluso trastornos paranoides. Si se supera esta primera subfase, (en torno a las 20h) el deseo de consumo desciende  pero predomina el abatimiento general con cefaleas, irritabilidad e hiperfagia
 
b)       En la segunda fase se entra en  abstinencia”; este periodo dura de una, a diez semanas aproximadamente. Este es un síndrome fluctuante ya que en un primer lugar hay  irritabilidad, ansiedad y de nuevo, deseos de consumo y más tarde, de manera progresiva  se va normalizando el sueño  y el estado de ánimo, pero la presencia del “craving” persiste y puede dar lugar a recaídas.
 
c)      Si no se ha producido ningún consumo en las fases anteriores se pasa a la fase de extinción, se produce en un periodo  de meses a años, con lo que se va recuperando el estado de ánimo normal.
 
 
El consumo en España se da principalmente entre jóvenes y adultos  y en ambientes tanto nocturnos como de trabajo, ya que se ha encontrado gran cantidad de consumidores en ciertos ambientes laborales que hacen uso de esta sustancia.
 
El tratamiento es largo y costoso debido a que hay que modificar varios aspectos de la vida del individuo para que éste no vuelva al consumo. Es probable también, que exista policonsumo, lo cual dificulta más el tratamiento. La predisposición a la adicción y las características de personalidad también serán muy importantes a la hora de efectuar un tratamiento.
 
 
Núria Costa, psicóloga

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3 comentarios en “Cocaína; del cielo al infierno

  1. Como siempre que hay un artículo sobre drogas donde se señalan excesivamente los riesgos, como si estos fueran incontrolable, me siento en la obligación de protestar.

    Y protesto por lo ya expuesto en el párrafo anterior: los riesgos están elevados a tal categoría, que parece que solo por mirar la cocaína terminas padeciendo todos y cada uno de los males habidos y por haber.
    Es muy cierto que hay gente que termina con problemas derivados del consumo de cocaína, de alcohol, de coches o de jamón serrano. Pero siendo serios, son los menos.

    La mayoría de los usuarios de drogas – permíteme la expresión, Nuria – no son tontos, y saben controlar a grandes rasgos su consumo de cocaína.

    Por ello, pediría, por un lado, que no se demonizase una sustancia inherte, que no tiene voluntad, ni intencionalidad alguna. Y, por otro, que no se haga pagar a justos por pecadores.

    Dicho lo dicho, agradezco que se me permita protestar en este espacio 😉

    Saludos!

  2. En primer lugar Carlos, gracias por comentar. Me gusta la diversidad de opiniones. Te preguntaba si has trabajado con adictos porque yo sí y te aseguro que los riesgos existen. La cocaína al igual que cualquier otra droga produce adicción y disculpa pero me parece banal compararlo con el jamón serrano.
    Por otra parte nadie ha hablado de que sean tontos y una vez se produce la adicción el control del que hablas se descontrola, sino no tendría sentido hablar de adicción.
    Para finalizar, decirte que la intención de engancharse a la droga está claro que nadie la tiene pero es un riesgo real y existe.
    Te agradezco de todas maneras la participación aunque difiramos mucho en este punto.
    Saludos
    Núria

  3. Estoy muy de acuerdo en la mayoría de las cosas que planteas.

    En ningún momento he querido decir que no existan riesgos. Creo que en mi post, ha quedado claro que aun aceptando los riesgos, la protesta iba por exagerarlos. Por tanto, por supuesto, existen y están ahí.

    Trabajar con adictos conlleva el riesgo de creerse que todo el que consume cocaína va a terminar irremediablemente siéndolo.

    Y eso es lo que puedo aportar desde mi humilde experiencia: que aun no trabajando con adictos, sí que trabajo con consumidores de cocaína y otras drogas que no han desarrollado todavía ningún tipo de adicción, y que ponen en marcha – mediante algunas pautas – estrategias que les ayudan a reducir los riesgos derivados de este consumo al mínimo posible.

    En definitiva, que es posible realizar un consumo de esta sustancia sin terminar desarrollando adicción, depresión, problemas de sueño, problemas táctiles….

    La inmensa mayoría del consumidor es así. Y, como tu bien has dicho, los que han atravesado la línea son los que tienen el verdadero papelón de salir de ahí.

    Gracias!

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