Psicología social

¿Cómo nos formamos la impresión de una persona?

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impresión de una persona
Como seres humanos tenemos la constante necesidad de predecir la conducta, pensamientos  y emociones de los demás, sobretodo cuando nos afectan. El proceso de formación de impresiones es complejo pero muy rápido. Sucede sin darnos cuenta y nos ayuda a crear lazos de proximidad y afiliación.


Imagínese que usted está solo, haciendo cola para entrar en el cine y de repente se le acerca alguien a propósito con la intención de hablar con usted. ¿Cómo reacciona? ¿Se siente incómodo? ¿Iniciará una conversación o se mantendrá reacio a contestar? ¿A qué causas atribuirá la conducta de esa persona? Todas estas respuestas dependerán de diversos factores cognitivos y sociales.
 
En primer lugar nuestra reacción ante dicha persona dependerá del “reconocimiento de emociones” que observemos, es decir; del estado de ánimo de dicha persona. Esto se elaborará  a partir de las características que apreciemos en  su rostro  y de otras señales no verbales. Probablemente por eso, nuestra reacción sea muy distinta si la persona que se acerca está feliz, triste, angustiada o eufórica.
 
En segundo lugar; para  formarnos una impresión de ese individuo uniremos rápidamente todas las observaciones que hemos ido recopilando como por ejemplo su vestimenta, la manera de hablar, su atractivo y su aspecto físico y las integraremos para que nos den información relevante y podamos de esta manera crear una idea determinada según su conjunto.
 
Pero todavía nos quedan cosas por integrar. Una de las más importantes son las “atribuciones causales” que también realizamos de manera automática. Estas atribuciones  se basan en  la búsqueda de la causas para explicar dicha conducta.  En este ejemplo concreto que hemos propuesto podemos pensar, que el  acercamiento de esa persona  es o no intencionado y que lo ha hecho por causas estables ( “el cine puede ser una manera de conocer a alguien”) o inestables (pensar que es su modo de actuar siempre, sea en el cine, en el trabajo o en un bar). En resumen; nuestra percepción y pensamientos se verán afectados dependiendo del tipo de causa que atribuyamos a su conducta.
 
Al mismo tiempo usaremos diversos esquemas (conjuntos organizados de conocimiento) que nos ayudarán a procesar rápidamente la información  recibida y a tomar una decisión lo más adecuada  y rápida posible. Estos esquemas se basan en ideas preconcebidas que tenemos a la hora de actuar en ciertas situaciones. Así, todos tenemos esquemas de las conductas que se esperan en un trabajo, en una discoteca o en un lugar público, tanto en lo que respecta a los demás como a nosotros mismos.
 
Finalmente nuestra reacción dependerá de  los procesos de inferencia social, o sea por la manera en que procesemos esa información, que la almacenamos en nuestra memoria,la relacionamos con otra información de la que ya disponemos , la recuperamos y la aplicamos en la situación correspondiente. Por tanto nuestra conclusión de dicha persona dependerá en gran medida de la percepción integrada de todos estos factores.
 
 
Por formación de impresiones se entiende “el proceso mediante el cual se infieren características psicológicas a partir de la conducta, así como de otros atributos de la persona observada, y se organizan estas inferencias en una impresión coherente”
Esto ha sido competencia de la Psicología Social y las investigaciones más relevantes empezaron en 1957, cuando esta área de investigación y teorización se consolidó como dominio independiente.
 
Anterior a esta fecha,Solomon E. Asch (1946) ya  investigó acerca de cómo organizamos todos los datos que hemos observado en una impresión y cómo la unificamos. Para él todos los elementos son la suma que dan finalmente una única impresión más sin embargo , él mismo, con experimentos posteriores observó que en cada impresión hay rasgos con mayor impacto que otros (rasgos centrales) y éstos adquieren una mayor relevancia.
 
Las impresiones que nos formamos de los demás son globales pero la información que recibimos está fragmentada en pequeñas piezas. Esto resulta interesante cuando tenemos información contradictoria entre sí. A este respecto Asch y Zukier, (1984) la denominaron  “resolución de información contradictoria” y radica en que cognitivamente las personas tendemos a reducir las inconsistencias negativas de la persona cuando algo nos resulta contradictorio.
 
Finalmente y como datos históricos Fiske y Neuberg (1990) basándose en varias investigaciones de Asch concluyeron que; Inicialmente al conocer a una persona clasificamos la información basándonos en diversas señales (situación, características físicas..) si el individuo carece de interés para nosotros finalizaremos aquí el proceso de formación de la impresión pero si la persona es de nuestro interés pondremos atención en el resto de elementos informativos.
 
Ahora cabe preguntarse si esas impresiones son o no  siempre acertadas.  Parece que este es un proceso muy rápido que nos sitúa en la reciprocidad (muy a menudo)  o en el rechazo y en el que normalmente solo otorgamos una primera oportunidad. Para reflexionar…
 
Bibliografía
 
Psicología Social. Percepción de personas (1999) J.F. Morales., C.Huici., M.Moya., E.Gaviria., M.L.Sáez., E. Nouvilas. MCGRAW-HILL/ INTERAMERICANA DE ESPAÑA.
Núria Costa, psicóloga

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2 comentarios en “¿Cómo nos formamos la impresión de una persona?

  1. Me da por pensar que nuestra mente es sintética (el concepto de gestalt siempre me atrajo), pero siempre nuestras explicaciones son analíticas (como la que acabas de hacer). Es posible que unos canales de procesamiento funcionen en serie y otros en paralelo.

    Evidentemente nuestras apreciaciones no siempre son acertadas, pero algunas personas aciertan más que otras. Explicar por qué esto ocurre es ciertamente interesante.

  2. Tenemos un cerebro generalizador y prejuicioso; y esto no es malo, al contrario. La impresión de los otros ocurre de forma inconsciente, automática, eficiente; y digamos que en el 95% de los casos es acertada y valiosa. Sin embargo, si dejamos que el 100% de la información se procese de forma automática, tenemos un riesgo de 5% de error que se traduce en equivocaciones muy serias que afectan negativamente a otros y a nosotros mismos (qué adorable era aquel estafador). Un 5%, siquiera un 1% de evaluación consciente de nuestras impresiones automáticas, puede cambiar el mundo (sin duda, al menos el nuestro).

    Ahora, si agregamos a esta receta el ingrediente "las cosas no son como son, son como somos", mejor que los dueños de este local no recojan las copas y llamen a sus casa dicendo que esta noche no van a casa, porque vamos a quedarnos un buen rato. ¡Salud!

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