Pareja y familia

Las buenas-malas relaciones de la familia con la escuela

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PARTE II: LA FAMILIA Y LA ESCUELA

La relación entre familia y escuela ha tenido una gran evolución a lo largo de los años y sería interesante dedicar varias páginas a explicar dicho progreso pero el tema que nos ocupa se centra principalmente en el “ahora”, en un momento en que las cosas cambian rápido, en el  que se invierten roles, en el que las nuevos modelos de familia adquieren nuevas dimensiones y en el  que profesores y educadores batallan para lograr acuerdos comunes en las que establecer las bases de una buena educación.


Es necesario  destacar la importancia de que familia y escuela funcionen a la par, donde tiene que existir (y no siempre es así) una interacción positiva, colaborativa y equilibrada entre ambas. Mientras una proporciona la educación “no formal”, donde se forjan los cimientos de una buena educación, basada en valores, la otra proporciona la educación “formal” más basada en competencias básicas que preparan al individuo a generalizar conocimientos para aplicarlos en la vida diaria  con uno mismo y  con  la sociedad como conjunto. Ambos, son agentes socializadores. De una manera extraña, sin embargo, a veces familia y escuela se suceden como enemigas. En los últimos años “algo” ha cambiado tanto que tristemente  hemos leído noticias como estas;
 
 “Aumentan los casos de amenazas y agresiones de padres contra profesores” (la verdad.es http://www.laverdad.es/albacete/20091001/albacete/aumentan-casos-amenazas-agresiones-20091001.html)
 
“Padres agreden a otra docente en tres arroyos” (País24 http://www.pais24.com/index.php?go=n&id=156065 )
 
“Un niño de 11 años agrede en Francia a su profesora embarazada entre los aplausos de sus compañeros” (20min.eshttp://www.20minutos.es/noticia/85295/0/francia/nino/estrangula/)
 
 “Tres años de cárcel por agredir a una maestra” ( Publico.es http://www.publico.es/espana/351156/tres-anos-de-carcel-por-agredir-a-una-maestra )
 
 “Una mujer agrede a una profesora porque su hijo se había lesionado” (la verdad.es
 
Nos preguntamos, ¿qué es lo que está pasando? ¿Cómo puede ser que muchos padres (por suerte no todos, ni mucho menos) sean capaces de permitir ciertas actitudes en sus hijos, incluso sean ellos los que provoquen a un ataque descontrolado? ¿Hemos pasado de la autoridad extrema a la total permisividad?
 
 
En primer lugar, los padres son los promotores del crecimiento de sus hijos y son ellos los que tienen que fomentar los cimientos para preparar a sus hijos a que desarrollen unas capacidades determinadas para crecer como personas y como ciudadanos. De ellos dependerá principalmente que sean capaces de seguir aprendiendo ya que la familia es el  primer marco referencial en el que se aprende. Cuando en el seno familiar los roles quedan desdibujados o poco definidos, los límites se pierden creando así una confusión en los hijos que puede llevar a conductas desadaptativas. Esto sería propio de una educación basada por ejemplo en la permisividad en la que hay ausencia de estos límites, en la que todo está permitido y en la que no hay normas. Esto, no solo es vivido en casa sino también en los otros ámbitos en los que el niño interactúa (escuela, amigos..) Es importante señalar que un padre no es el mejor amigo de su hijo. Un padre ha de ejercer sus funciones de afecto y ha de marcar los puntos de referencia y las normas básicas para establecer un buen desarrollo del hijo. Esto no implica pasar a un modelo de autoritarismo extremo pero sí han de existir pautas y responsabilidades que el niño ha de cumplir. De está manera es probable que si un padre está ausente a la hora de poner límites en la educación de sus hijos, éstos crean que pueden hacer lo que quieran cuando quieran
 
“… los problemas en el aula son, en primer lugar, problemas en la familia. Las dificultades que vivimos día a día en la escuela son un reflejo de lo que ocurre en el hogar […] no hay autoridad porque los padres no  la ejercen. […] Los padres no mandan sobre sus hijos; y no mandan entre otras cosas porque no están con ellos. Y con el poco tiempo que están, ¿para qué complicarse la vida? Ejercer la autoridad exige demasiado sacrificio personal. En vez de ‹‹crisis de autoridad›› podríamos hablar de ‹‹síndrome de autoridad oxidada››”. (Fidalgo, J.M., 2004: 4)

 

 
En segundo lugar, según el psicólogo Domingo Rodríguez y en lo que concierne a las actitudes injustificadas de padres hacia docentes, afirma que  “actualmente existe una sobreprotección del menor  que hace que los padres quieran que sus hijos sean los primeros o tratados de forma diferenciada y cuando el docente trata de hacer ver que hay un orden y que es el mismo para todos, surgen los conflictos. Lo que sucede es que no se dan cuenta de que lo que hacen es quitarle autoridad al profesor ante los ojos de sus hijos y crear un problema mayor”
 
Sea como sea existe una falta de control que no solo daña al docente injustificadamente sino que da ejemplo al menor de que éste siempre tiene la razón con todas las consecuencias que ello conlleva.
La familia ha de formar equipo con la escuela para poder dar de esta manera todas las herramientas necesarias para el correcto  aprendizaje  de los niños. La familia ha de responsabilizarse de trazar límites basados en el respeto mutuo, la tolerancia y en lo que está y no está permitido y  ha de estimular la responsabilidad de sus hijos y apoyar las iniciativas y recomendaciones del profesorado.
 
Aunque muchas familias estén sometidas a factores sociales negativos (estrés, trabajo..) han de desarrollar vínculos sanos y en lo que en educación se refiere han de contar con la labor de docentes, educadores y profesionales que lo que pretenden es socializar y asentar un buen aprendizaje en el niño. Juntos pueden hacer mucho más que separados, por el bien de la educación y por el bien de la sociedad.
 
 
Bibliografía y Fuentes
 
“Los padres de los alumnos de infantil son los que más agreden a profesores”  El Dia.es
 
Núria Costa, psicóloga

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Un comentario en “Las buenas-malas relaciones de la familia con la escuela

  1. Totalmente de acuerdo contigo Núria. Este es un tema recurrente desde hace demasiado tiempo. Como bien dices,hemos pasado de la autoridad extrema a la total permisividad. Es un efecto muelle que quizás ya deberíamos de haber subsanado. Desgraciadamente es un problema muy profundo.

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