Psicología social

¡Tierra trágame! vergüenza social

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Hablar de la “vergüenza” supone hablar de un tema muy extenso y amplio, pero ahora vamos a centrarnos en hablar de ella desde un prisma social, muy concreto; la vergüenza en contextos cotidianos. Particularmente, me resulta muy divertido observar las reacciones que tenemos la mayoría de nosotros  ante algunas situaciones cotidianas que  dan verdadero apuro  vivirlas. Lejos de la timidez, es un fenómeno social y cultural y como tal; diferente en cada cultura. De esta manera mientras hay tribus que muestran todos sus atributos naturales al hacer cualquier actividad, nosotros seríamos incapaces de acudir al trabajo desnudos porque sentimos calor o ir al wc con la puerta abierta mientras conversamos con nuestro jefe. La vergüenza y la norma social, nos ruborizan a menudo pero con ellas vivimos.


 Por poner un ejemplo concreto; suele ser común y para muchos resulta una incomodidad ir al wc fuera de casa. Algunos crean verdaderas estrategias para poder realizar sus tan naturales necesidades sin sentir vergüenza. No es raro entonces escuchar por ejemplo “uy, que mal huele” de una persona que te está cediendo la puerta del baño cuando vas a entrar tú para justificar un “yo no he sido”. De la misma manera al salir del mismo, a veces a uno se le ocurre pensar “ahora pensarán que he sido yo…” Por otra parte, pero con sensaciones similares tenemos otros ejemplos como el  de acudir al médico con los calcetines rotos, presentarse a una cita con una mancha, “meter la pata” al decir algo que perjudica a otro o ser sorprendidos por actos íntimos… entre otras. Evidentemente que los rasgos de personalidad de cada uno serán fundamentales y marcarán diferencias entre lo que nos avergüenza a unos u a otros pero hay situaciones determinadas que vivimos de una manera común.
 
Vergüenza, pudor y sensación de ridículo van casi de la mano y cómplices de éstas también están la culpa y el orgullo. Pero vamos por partes. En primer lugar la palabra “vergüenza” significa “cubrir” y la palabra “pudor” hace referencia a una emoción de malestar que se produce cuando creemos que algo debe mantenerse oculto. Evidentemente ambos vocablos han tenido una connotación histórica que ha ido cambiando con el tiempo, pero aunque varíe en formas sigue existiendo como parte de nuestra condición humana. La edad, también juega un papel importante en cuanto a lo que se refiere a sentir vergüenza, ya que no es lo mismo lo que nos avergüenza en la adolescencia que lo que nos avergüenza en la edad adulta. Sea como sea;  en diferente forma, según la edad, la cultura y el contexto, la vergüenza social existe.
 
En segundo lugar, la vergüenza es una emoción muy ligada a la culpa ya que cuando ésta se siente es porque se cree que una acción no es socialmente aceptada y que por lo tanto afecta a la dignidad del individuo. Puede vivirse como que hemos defraudado las expectativas de alguien al decir o hacer algo no socialmente “bien visto”. Infringimos la normas del buen gusto y por lo tanto cognitivamente podemos pasar a la auto-desaprobación.
 
Según Thomas J. Scheff, las emociones son una característica básica de la vida social y la vergüenza es una de ellas. Este autor se pregunta qué pasa cuando estas emociones no están bien aceptadas. Argumenta que el equilibrio entre el individuo y el grupo produce sintonía y las personas están motivadas para mantener vínculos sociales, por lo tanto vergüenza y orgullo serán emociones muy intensas en el lazo social. El orgullo supone presentarse ante el grupo como digno mientras que la vergüenza es una amenaza de éste. Son emociones contrapuestas pero unidas  porque mientras el orgullo se expresa, (“estoy orgulloso de esto”)  la vergüenza queda oculta sintiéndose como que  el vínculo social se ha roto. Entonces sentimos una falta de respeto hacia los otros y  sentimos  también  una evaluación negativa tanto de los otros como de nosotros mismos.
 
En resumen; sentir vergüenza es una parte fundamental del ser humano. En el momento que sucede, es probable que nos sintamos solos y excluidos de la sociedad pero forma una función de cohesión social y unión necesaria para mantener los vínculos sociales. Sin hablar de patologías y a mí modo de entender, la vergüenza no solo es una emoción necesaria sino que puede llegar a resultar divertida, recordándonos de esta manera que no estamos solos y que todos vivimos situaciones embarazosas sin que por ello seamos raros.
 
Bibliografía
 
Scheff, TJ (1990) microsociología. Discurso, la emoción y la estructura social. Chicago: University of Chicago Press.
Núria Costa, psicóloga

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Un comentario en “¡Tierra trágame! vergüenza social

  1. Tienes razón cuando dices que la vergüenza nos recuerda que no estamos solos. Proviene de una construcción cultural (lo que para nosotros resulta vergonzoso para otros pueblos puede resultar habitual) y, como tal, precisa de los demás para tener sentido.

    Si lo vemos así, es un mecanismo que ayuda a sustentar la sociedad.

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