El por qué del otro
En nuestro día a día suelen pasar cosas que a veces escapan a nuestra justificación. Nos preguntamos “¿Por qué?” cuando por ejemplo; un vecino nuestro pasa por al lado sin saludarnos o nuestro jefe critica algo de lo que estamos realmente satisfechos. Buscamos respuestas cuando nuestro mejor amigo de repente esta serio y no nos habla o simplemente cuando no entendemos las acciones que realizan los demás.
El proceso de atribución causal
El proceso que elaboramos las personas, para explicar las causas que suceden a nuestro alrededor, concretamente las que no entendemos, se denomina “proceso de atribución causal o proceso atributivo”. Según Heider; (1958) las personas tienden a creer que un suceso queda explicado satisfactoriamente cuando descubren por que ha ocurrido. El autor, bajo el nombre de “psicología ingenua de la acción”, explica que los individuos recuren a normas de inferencia para encontrar respuestas a conductas no entendidas. Expliquemos con más detalle;
*Para poder entender bien el proceso de atribución causal llamaremos actor al sujeto observado (por ejemplo al «vecino”, citado en el caso anterior) y observador al que realiza la atribución.
Heider postula que el proceso atributivo empieza con la evaluación de dos elementos clave. Por una parte y en primer lugar la “capacidad del actor” (“vecino” que no saluda por ejemplo) donde la persona analizará las causas de este hecho y en segundo lugar la “dificultad de la tarea” (por ejemplo; hay una aglomeración de gente que impide la visibilidad del saludo). Ahora bien, a pesar de sopesar estos dos aspectos esto no resulta suficiente para terminar el proceso atributivo ya que ni la capacidad de la tarea ni su dificultad por sí solas, nos explican el por qué se ha realizado tal acción. Es más; sabemos que a menudo una persona no realiza una conducta a pesar de que ésta sea sencilla o de que la persona tenga capacidad para ello.
Las causas
Siguiendo con su teoría y después de haber sopesado dichos elementos, en este proceso de atribución causal entran en juego dos causas importantes que acaban de dar forma al conjunto;
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Asociación; no hay ni capacidad ni motivación.
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Causalidad simple; existe capacidad pero no intención.
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Previsión; existe capacidad y no intención pero debe haber previsión.
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Intencionalidad; hay capacidad y motivación.
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Justificabilidad; hay capacidad y motivación y además un motivo justificado.
2 comentarios en “El «por qué» de las acciones de los demás: psicología ingenua de la acción”
Otro tema muy interesante (últimamente aciertas con mis gustos). Entender el comportamiento los demás es algo que debió ser muy importante para la supervivencia de los seres humanos y quizás no ha perdido esa trascendencia.
Cabe destacarse como la falta de coherencia en el comportamiento esperado de los demás hace las veces de señal de alarma para hacernos buscar posibles justificaciones.
Interesante artículo que, por su temático respecto a las dificultades a la hora de entender comportamientos triviales de quienes nos rodean, me ha recordado a un ensayo en forma de relato que escribí ya hace algún tiempo. El relato en cuestión se llama "El anciano en el autobús: un relato sobre la complejidad de la comprensión social". Te enlazo el link por si es de un interés.
Un saludo, Ignasi.
ignasimeda.blogspot.com/2010/07/el-anciano-en-el-autobus-un-relato.html