Psicología social

Sentimientos y amor on-line; ¿enamorarse en la red?

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Las nuevas tecnologías han supuesto una revolución para la sociedad en todos los sentidos. Una de ellas ha sido la facilidad de acceso a contactar con nuevas personas. A través de la red y con un solo “clic” podemos interactuar en redes sociales, chatear por diferentes canales, incluso conversar a través de una cámara. Las opciones son distintas, variadas y están al alcance de todos.


Dentro del extenso abanico de posibilidades que nos ofrece Internet, hallamos los portales especializados en “amor.” Portales, en los que solo has de hacer un breve repaso a los perfiles (pequeñas biografías)  para cuando alguno te interesa iniciar conversación…y de aquí o de una red social cualquiera, empieza algo…pero ¿Qué algo? ¿Un juego? ¿Un signo de cordialidad? ¿Un verdadero interés en descubrir quien hay al otro lado del teclado? Yendo más allá… ¿Nace un vínculo capaz de transformarse en amor aún y faltando la presencia física del otro?
 
Para empezar, cabe decir que estamos en un momento en que las relaciones interpersonales son prácticas, hechas a nuestra medida, tal vez incluso llenas de fantasía. Podemos elegir la opción de mostrar nuestra identidad o no, podemos elegir jugar a alguien que no somos o bien hacer un retrato subjetivo de nuestra personalidad. También podemos crear un personaje con una situación distinta a la nuestra para evadirnos por un momento de algo insoportable que nos rodea o por el contrario podemos elegir ser sinceros con la esperanza de quien se encuentre al otro lado también  lo sea. Opciones varias, reacciones también. La cuestión es que el hecho de no estar “frente a frente” abre un infinito de posibilidades. En este sentido, Nuñez (2001) afirma que la interacción electrónica permite un control de la implicación sin que tenga que existir un compromiso real. Por otra parte, esta nueva manera de relacionarse implica alejarse de nuestro entorno cotidiano (familia, amigos, compañeros…) para adentrarse en una aventura distinta, curiosa y para muchos atractiva.
 
Resulta curioso que muchos estudios basados en el amor a través de chats y de diferentes páginas web especializadas en contactos, afirmen que la mayoría de usuarios  se apuntan en un principio para pasar el rato y divertirse y que al amor solo es secundario si bien ha de surgir de forma espontánea, sin embargo ingresan sus datos, muchos ponen sus fotos, determinan sus gustos y preferencias y descartan candidatos/as sin apenas intercambiar información. ¿Indica esto que nos engañamos a nosotros mismos y que de alguna manera esto nos da total libertad de elección para satisfacer lo que queramos en cada momento? Gergen (1991) define esta identidad como un “yo saturado”, ya que como estamos sometidos a multitud de contextos sociales y a miles de oportunidades de relacionarnos, no definimos una identidad estable.
 
De todas maneras, no hay consenso pleno entre lo que dicen algunos estudios y lo que dicen algunos usuarios que han llegado a establecer un buen vínculo en la red. Victoria Bescós (200) afirma que las relaciones amorosas virtuales son platónicas y que solo se convierten en puras cuando pasan a ser presenciales debido a que en la relación virtual lo importante es la relación no la persona sin embargo la experiencia  de muchos que han integrado la vida virtual en la vida cotidiana contradice esta observación, afirmando que no solo se pueden tener nuevos y verdaderos amores sino también buenos amigos.
 
Otras cuestiones importantes son por ejemplo el sentimiento que produce una relación online, que puede llegar a ser tan intenso como el que podemos sentir en la vida real y cuando se encuentra a alguien realmente interesante en la red, se quiere convertir en realidad. De ahí que algunas personas se hayan conocido presencialmente, tras haber iniciado contacto en un chat y  se hayan enamorado después, “frente a frente”, llegando incluso al matrimonio.
 
Enamorarse por Internet hace que se mezcle la fantasía, el gusto por lo desconocido y que uno pueda quedarse solo con lo que le interesa del otro, bien porque la otra parte solo vende lo necesario para satisfacer o bien porque es una manera de rehuir  nuestra soledad. Contrariamente también puede ser una opción  de contacto transparente y sincera. Es una nueva manera de vinculación que trae engaños, decepciones y mentiras igual que en la vida real y nuevas emociones positivas, verdaderas y reales, también como en la vida real. Pero sigue siendo  un tema de debate para muchos y según el enfoque que se dé trae respuestas contundentes por contrarias partes.
 
Sabemos que en la interacción virtual se pierden elementos muy importantes que siempre nos dan relevante información (gestos, manera de hablar de vestir, físico). De ahí, que sea importante que el contacto real no deba demorarse mucho. Puede funcionar o no. No es tan importante la vía de contacto como el contacto real y posterior.
 
¿Puede uno enamorarse en la red? Tal vez pueda desear, fantasear, contactar…y pueda crear un vínculo determinado ya sea como necesidad o como consecuencia del tipo de relación que se establezca pero cabe reiterar la importancia de que; si en amor se refiere, esas personas no deben eternizar su presentación física “frente a frente”.
 
Tal vez  el problema que plantea el amor en la red y las nuevas modalidades de relación sea otro: Por una parte el “mensaje” que captan los adolescentes, el aprendizaje que hacen de ello y cómo esto afecta a su desarrollo. Por otra parte, no menos importante la amenaza que supone para la estabilidad matrimonial. Ya no hace falta salir de casa para buscar relaciones y fantasías nuevas. Con un solo “clic” navego por donde quiero, como quiero y si prefiero, nadie tiene porque enterarse.
 
Bibliografía
 
Catálogo de sueños: Las relaciones personales en Internet como producto de consumo. (2005) Asociación Europea de Antropólogos Sociales (EASA)
 
Nuñez, F. (2001)  Internet, Fàbrica de somnis. Claus per la comprensió de la participación en fòrums i Xats
 
Núria Costa, psicóloga

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