Pareja y familia

¿Saben comunicarse las parejas?

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comunicación de la pareja
 
 
“no me entiende”, “interpreta mal lo que digo”, “lo arregla todo callándose, hasta que se le pase lo que sea que le pase” “es testarudo/a y siempre quiere tener razón” “no puedo decirle nada porque siempre se enfada”… estos son algunos de los pensamientos ocultos que tienen muchas parejas acerca del compañero/a. De ahí, a menudo surgen cohetes en forma de indirectas, ambigüedad, respuestas defensivas, interrupciones y silencios que quedan como mensajes incomprendidos entre los dos. La pregunta es entonces ¿saben comunicarse las parejas?


Teniendo en cuenta las diferencias entre ambos sexos a la hora de comunicar, intentaré acercarme a los choques más comunes en comunicación que suelen tener los amados. Cuando todo resulta estar bien, un comentario en forma de bomba cae y explota, contaminando a menudo una relación satisfactoria en otros sentidos.
 
En primer lugar y adentrándonos en  el misterioso mundo de la comunicación entre hombres y mujeres tenemos una investigación sociológica  interesante ( Maltz y Borker) la cual postula que ellos y ellas conciben un estilo muy distinto para iniciar una conversación, así como para interpretar lo que el compañero/a  cuenta. Hay una especie de normas y reglas que utilizan ambos y que al diferir provoca a menudo malentendidos absurdos. Según estos autores, las diferencias estriban desde la juventud. Mientras ellas mantienen charlas íntimas e importantes basadas en sentimientos (amor, tristeza) y en el  apoyo mutuo, ellos se dedican a reafirmar su posición social dentro de un grupo (“venga dímelo” “si no te callas, te las verás conmigo”). En otras palabras; ellas se comunican mediante la intimidad e igualdad y ellos mediante la dominación y competencia. Ahora bien, ya en pareja ¿cuáles son las diferencias más significativas? Siguiendo a A. T Beck y tal y como postula en su libro; “con el amor no basta” encontramos:
 
  • Ellas consideran las preguntas como medio para mantener una conversación, pero ellos las interpretan como peticiones de información.
  • Las mujeres utilizan un “puente” para conectar lo que él dice y lo que ellas tienen que decir, mientras que los hombres, ignoran este «puente» que ellas conectan  para seguir la conversación.
  • Ellas perciben la agresividad como una forma de ataque, pero ellos lo hacen como forma de conversación.
  • Ellas quieren compartir secretos y sentimientos, ellos prefieren temas menos íntimos como deporte o política
  • Ellas tienden a compartir experiencias y a discutir problemas, mas sin embargo ellos consideran estas experiencias como una demanda de soluciones y no como una comprensión empática.
 
Visto esto, no es raro que muchas estadísticas confirmen que para el hombre su mejor amiga sea su pareja y para la mujer su mejor amiga sea otra chica, la cual es más dada a comprender sentimientos y vivencias. En otra línea, ellos tienen tendencia a buscar soluciones rápidas y prácticas, mientras que ellas pretenden explorar a fondo el problema, para lograr comprensión, intimidad y empatía.
 
¿Cómo es entonces está comunicación entre ambos cuando comparten una relación?
Dado los diferentes estilos de comunicación, es común que a veces se instaure la frustración. Aunque se utilicen las mismas palabras, parece que se hable en idiomas diferentes y entonces quedan los mensajes incomprendidos y es posible que se actúe a la defensiva. Sin querer, en una sola conversación sn importancia, surgen conflictos, dados por nuestros penamientos y nuestro propio estilo de comunicación. Veamos un ejemplo sencillo:
 
Ana; – el viernes me han invitado unos amigos a cenar.
Marcos; (ofendido, ¿solo a ti y no a mí?) – ¿te han invitado solo a ti?
Ana; ( pensando que él es un malpensado) Bueno, ya sabes que si te apetece puedes venir.
Marcos; (más ofendido) ¿pero de mí no te han dicho nada, ¿verdad?
Ana: (no le soporto cuando se pone así) – si tienes ganas de pelear, paso. Ven si te apetece y ya está y si no pues no vengas
Marcos; -ve, tranquila, espero que te lo pases muy bien (espero que lo pases muy mal)
Ana; (con amargura e ironía) -Sí, estoy segura que lo pasaré genial.
Marcos (que haga lo que le dé la gana, ella misma. Llamaré a unos amigos para jugar a póker) -perfecto entonces.
 
En este ejemplo de conversación  ambigua donde Ana le comunica a Marcos la invitación de unos amigos, se ha instaurado la frustración, el contraataque y los mensajes defensivos. El malentendido se hace mayor cuando ambos, protegiendo el espacio personal utilizan la defensa. En este caso concreto se junta el temor a ser rechazado, la desconfianza y la duda que siente Marcos, el cual interpreta el comentario de Ana como una amenaza.  Este es un ejemplo, extraído de dicho  libro, donde una vez, surgido el conflicto se aprecia la diferente reacción de uno y otro. (Ana se queda triste e insiste en profundizar, él calla y sin querer pensar más, sale a dar una vuelta).  
 
En otras ocasiones, algunos problemas de comunicación surgen simplemente por el tono de voz, el ritmo, la respiración, la pausa, los silencios o la rapidez al hablar. Los gestos y las actitudes, también serán muy importantes a la hora de interactuar con el otro. Incluso algo tan inofensivo aparentemente como los “porqués”  pueden resultar amenazantes. (“¿Por qué viniste a casa tan tarde?” “¿Por qué no me has consultado esto antes de comprarlo?” “¿Por qué no vienes a acostarte y te quedas mirando la “tele”?” ) En el anterior ejemplo, vemos  que no es lo mismo que Ana le diga a Marcos “me han invitado unos amigos el viernes” con un tono u otro y que Marcos responda con un “pásalo bien” irónico que si  se lo dijera “pásalo bien” en un tono afectuoso. De la misma manera «el porqué él no está invitado», irrita a Ana.
 
Las parejas deben tomar muchas decisiones conjuntas, que afectan a la vida individual, social, a la crianza de los hijos y a la vida conjunta. Una comunicación clara y precisa facilita la toma de decisiones, mientras que una comunicación ambigua la confunde. Hombres y mujeres utilizan estilos diferentes de comunicación pero ¿pueden llegar a entenderse? ¡¡Por supuesto!! Identificar los pensamientos automáticos, saber escuchar y no imaginar, no tratar de hacer una adivinación de pensamientos y dejando a un lado una visión egocéntrica serán ingredientes principales para comprender qué nos están diciendo. Una vez más, las cosas no son como son, sino como somos y desde ahí las vivimos, a veces sin saber lo mucho que nos  perjudicamos.
 
Bibliografía
 
Con el amor no basta. Aaron T. Beck, (1990) Paidós, Barcelona.
Núria Costa, psicóloga

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