Pareja y familia

Tú, yo pero nuestras familias: problemas con parientes políticos

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familia de gatos


“Estar con él/ella es fantástico y maravilloso. Llevamos años viviendo juntos y creo que la convivencia entre nosotros es muy buena. Nos entendemos y nos respetamos. En definitiva; todo y con nuestras diferencias nos queremos mucho pero hay un problema muy grave, algo que ya no soporto más y que cada día me plantea dudas. Esto es; su familia. Su madre vive cerca nuestro, es mayor y le dimos una llave de nuestra casa porque nos lo pidió reiteradamente en caso de emergencia. Pues bien, de repente y sin preguntar aparece como si de su propia casa se tratara. Tal vez porque ha preparado sopa, tal vez porque se siente sola…la cuestión es que no hay manera de que mi pareja entienda que esto es un ataque directo a nuestra intimidad. Él/ella, la justifica diciendo que es mayor y que no lo hace con mala intención pero yo no lo soporto más y ¿sabe usted? Estoy tan cansada de esta situación que me da miedo darme cuenta de lo que siento…”


Esta situación que puede parecer exagerada, suele ser más habitual de lo que creemos. Tenemos una convivencia con una pareja a la que amamos, con la que estamos bien pero esta pareja tiene su propia familia de origen, la que pasa a ser nuestra familia política y más a menudo de lo que parece surgen muchos problemas que afectan directa e indirectamente a la relación. Ejemplos hay muchos; Luis relata que su mujer no entiende que no es obligado ir a comer a casa de sus padres los Domingos. Cristina se queja de que no es bien tratada en la familia de Marcos y que tiene que soportar continuas críticas…sea como sea, resulta un problema cuando se trata de algo continuo dentro de una relación de pareja. ¿Quién no conoce a alguien que haya llegado a romper una relación por presiones e intromisiones de familiares?
 
Lo interesante de esto radica siempre en las visiones de ambas  partes (la pareja) que nunca suelen coincidir y digo interesante porque es justo ahí donde debemos pararnos y donde no lo hacemos. Todos tenemos nuestra propia familia de origen, “mejor o peor” pero la tenemos. Al juntarnos con alguien, estamos no solo sumando nuestra personalidad propia, nuestra manera de relacionarnos sino que detrás de ello, de una manera oculta pero muy patente, traemos nuestro equipaje, esto es; nuestra familia y a menudo resulta mucho más complejo de lidiar de lo que aparentemente parece.
 
Volviendo a lo interesante del tema, detengámonos a observar la visión unidireccional que adquirimos las personas, cuando disconformes de algo nos quejamos. Mientras Luis argumentaba que su mujer nunca le preguntaba si le apetecía ir a comer cada semana a casa de sus suegros y que una vez allí ella le ignoraba por completo, ella comentaba que él nunca quería ir a ver a los mismos y que debía persuadirlo para lograrlo aunque fuera una vez al mes. Si nos fijamos, ninguno de los miembros de la pareja era capaz de considerar la situación desde la perspectiva del otro. Esto comporta hostilidad y resentimiento hacia el respectivo, quien se siente poco comprendido y desilusionado.
 
Todo esto oculta significados simbólicos en la mente. Lo que es importante para mí, o quizás para mis padres y lo hago por ellos, no lo es para ti y al no serlo para ti me molesto, no lo acepto, adquiriendo una visión egoísta de la situación y sacando conclusiones exageradas acerca de ese símbolo (“mi pareja es egoísta porque no entiende que para mi, mis padres son muy importantes”) Lo que hace que nos olvidemos de funcionar como “equipo”, incorporando la perspectiva de uno, dentro de la perspectiva del otro. Es necesario utilizar la comunicación, pactar acuerdos entre los dos miembros como pareja única y establecer límites ante las intromisiones de terceros. Y esto resulta especialmente importante para conservar el núcleo de la pareja, la cual debe ser consciente que ambos forman una nueva familia, a parte de la que tienen cada uno de ellos.
 
Los principales problemas con la familia política suelen ser;
 
          la intromisión; la familia política excede en consejos, opiniones o actos sin ser estos solicitados
          Dinero o economía; si se necesita de la ayuda de los padres, o estos se ofrecen voluntariamente a colaborar en temas económicos que solo conciernen a la pareja
          La autoridad; familias que a pesar de que sus hijos estén casados, se creen con el derecho de seguir dando “encargos” a sus hijos
          Nietos; intromisión en la educación de los nietos
          Influencia parental; opinar libremente de la pareja del hijo/a  creando influencia en la relación.
 
Como vemos, resulta complejo y para ello la pareja, desde los inicios de la relación ha de ser muy responsable en pactar acuerdos comunes que beneficien a ambos. La comunicación ha de incluir siempre respeto y alejarse del menosprecio al referirse a una u otra familia. Es importante mantener unas “reglas” internas que protejan a la pareja y hacer esfuerzos que no se centren en una perspectiva egocéntrica. Comunicación, respeto, intimidad, complicidad y límites.
Núria Costa, psicóloga

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