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¿Por qué me motivas?: la motivación

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motivación
 
“Tengo muchas ganas de…, no me apetece nada hacer esto, me ilusiona trabajar en…, me entusiasma la idea de…  si hago esto bien conseguiré…, no lo haría por nada del mundo… ¿Cuánto me pagas por hacerlo?…”
 
Motivación, del latín “movere”, significa que mueve o tiene virtud para mover. En otras palabras y según esta definición, la motivación es una razón que inclina a hacer alguna cosa. Ahora bien, desde el punto de vista  psicológico ¿Qué es exactamente? ¿Qué ingredientes la ponen en marcha? Y ¿qué teorías hablan de ella?
Ciertamente una conducta no ocurre de modo espontáneo, sino que detrás de ella y para impulsarla, se esconden motivos, bien sean internos o bien sean externos (incentivos). Desde la Psicología de la motivación a veces es difícil establecer si lo que lleva a un sujeto a alcanzar una meta viene determinado por motivos internos o externos. Lo que sí está claro es que por si solos esos motivos no nos hacen llegar a ningún objetivo. También necesitamos que la meta este disponible, (sea accesible para nosotros), energía, (que será la que active la fuerza para inclinarnos hacia la meta), capacidad y vigor suficiente para perseguirla, (que dependerá del valor de los motivos internos o externos y la persistencia para conseguirlos) y direccionalidad o elección (a veces hay varias opciones y debemos elegir la que más nos motiva), (Deckers, 2001) Pero vayamos más allá.
 
Constructo hipotético
 
Desde el punto de vista psicológico, la motivación está considerada como un hecho interno hipotético, no directamente observable pero relacionado con eventos externos observables, o sea como un constructo. Para definirla, diversos autores han utilizado distintas variables de constructo. Veamos;
 
  • El constructo de Impulso de Hull; Hull postuló en sus investigaciones que la direccionalidad de la conducta, no es función de la motivación, sino de variables de tipo asociativo.
 
  • El constructo de Instinto; la motivación vendría dada por las capacidades innatas (huida, ataque, el cuidado…) y la tendencia a la acción es satisfacer esos impulsos.
 
  • El constructo de necesidad; la motivación depende de la obediencia a una necesidad. Para Murray, 1938, las situaciones de presión explican la direccionalidad de la conducta. Por otra parte McClelland, 1956, afirmó que los motivos vienen dados por el proceso de socialización del individuo y que por tanto, son disposiciones adquiridas.
 
  • El constructo de motivo; los motivos están relacionados con la personalidad y eso explicaría las diferencias en cuanto a preferencias a la hora de motivarse. Por ejemplo; una persona tímida tendrá más motivación por asistir a fiestas sociales con menos gente que una persona extrovertida. Del mismo modo, la emoción que genera una conducta también será importante para la motivación. Dentro de este constructo, Atkinson (1964) diferenció entre “motivo” para hacer referencia a los determinantes de la conducta y “motivación” para hablar del proceso en sí.
 
Por último hay que mencionar la relación entre direccionalidad y aprendizaje. Esto  significa que, la dirección que tiene un individuo hacia una meta, viene dada por su historia de aprendizaje. Esto es; la experiencia que haya tenido ese sujeto con determinados eventos o con otras metas, influirá en la direccionalidad de la motivación.

 
Bibliografía
 
Bases cognitivas y conductuales de la motivación y emoción. G. Grzib, 2002, Ed; centro estudios Ramón Areces, S.A. Madrid.El concepto de motivación.

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