Una persona joven, afligida, en desacuerdo con las normas sociales y en contra de lo que exige la sociedad ¿es capaz de encerrarse durante años entre cuatro paredes y decidir que no quiere ninguna relación con el mundo? En Japón, se estima que más de un millón de jóvenes sufren este preocupante fenómeno, conocido como “hikikomori” y que puede llegar a ser tan grave que acabe en suicidio.
El término fue acuñado por el Dr Tamaki Saito, en el año 2000, como una tendencia que implicaba la retirada del comportamiento social de muchos niños, principalmente adolescentes varones y jóvenes pero poco a poco esta etiqueta fue adoptada por los profesionales de la salud pública y pasó a ser una enfermedad, común entre la población nipona. Nos preguntamos ¿Qué es exactamente? ¿Qué síntomas presenta? ¿Es una enfermedad mental o el reflejo de una sociedad intransigente que exige en demasía?
Literalmente el término Hikikomori significa apartarse, estar recluido. Se define como una forma voluntaria de aislamiento social debido a factores tanto personales como sociales y suele ser una decisión propia de jóvenes sensibles, tímidos, con pocos amigos, con mala relación familiar y con la percepción de que el mundo exterior les agrede. Su vida cursa en una habitación de la que no salen. Abandonan su higiene personal, su conexión con el exterior y su disposición a la palabra. La tristeza, la ansiedad y la depresión se hacen gradualmente cada vez más presentes y entre su propio mundo cerrado, pueden llegar a ser violentos. Durante el día duermen y por la noche viven conectados al ordenador, la televisión y los videojuegos. Ese es su único refugio de vida, donde respiran lejos de la normalidad.
La familia a menudo se avergüenza, y esconde esta situación por eso se estima que el número de personas víctimas de este comportamiento antisocial es más elevado de lo que se cree. Al mismo tiempo, esto hace que no se pida ayuda y que la situación llegue a alargarse durante años llegando incluso al suicidio.
¿Qué papel tienen aquí las exigencias sociales? No es en vano que esta enfermedad provenga de una sociedad donde el conformismo no suele existir. Se exige una presión constante en la escuela, con altos niveles de competitividad. Tanto es así que la aceptación depende de la superación de un examen. Las horas de estudio no cesan para llegar a ser los mejores y parece ser que permitirse un fallo no es una opción viable. Exigencia e intransigencia, por parte de unas normas sociales, hace que muchos jóvenes decidan abandonar el mundo en el que viven para recluirse en una realidad invisible.
“Hikikomori” una enfermedad única, salida de una sociedad propia. Diferente que una fobia y que una enfermedad mental. Saito y otros profesionales aseguran que falta personal de apoyo para este exclusivo trastorno. El proyecto “New Start”, en funcionamiento desde hace más de 10 años ha logrado métodos de comunicación para estos jóvenes, alojándolos en apartamentos compartidos para fomentar la convivencia y el intercambio y ofreciendo actividades atractivas para que puedan ser compartidas. Hace falta, seguir luchando por una enfermedad que no deja de crecer en el Japón contemporáneo. Un lugar, donde el sacrificio tiene un precio muy alto.
Bibliografía
Hikikomori – Japan´s Lost Generation. University of Hawai i Manoa, J. Dziesinki, 2003
“Hikikomori”, perdidos en su habitación. El País, 2011