Marta llega a consulta confusa. Sospecha que Mario, su novio, le es infiel. Pero sus suposiciones no vienen dadas por un motivo aparentemente “real”, sino que todas proceden de su aparato móvil. Un smartphone de última generación, con una aplicación capaz de indicarle si su novio ha leído los mensajes que ella le ha enviado o si él se ha conectado a “deshoras”, según su parecer.
La revolución tecnológica nos ha puesto al alcance, la comunicación a tiempo real, desde cualquier parte del mundo. Pero ninguna herramienta esta siendo tan compleja como la promovida por “Whats app”. Una aplicación de mensajería instantánea que puede descargarse en cualquier teléfono móvil con acceso a Internet y que no solo ofrece una interacción gratuita a tiempo real, sino que también permite conocer el estado en que se encuentra ese mensaje. Esto es; si ha sido leído, si está en ese momento escribiendo el receptor, si está en línea o lo que es más delatador; cuándo ha sido la hora exacta en la que el usuario se ha conectado. Ni Facebook, ni Twitter la superan. “Whats app” se ha convertido en un detective para muchos y los expertos ya están hablando de adicción, obsesión y control entorno a una herramienta que permite estar conectado a cualquier hora. Por consiguiente; también permite ser localizado en cualquier momento.
El caso de Marta, no es aislado. Cada vez más, las consultas de Psicología se encuentran con demandas que giran en torno a esta problemática. Tanto es así, que algunos psicólogos ya han investigado sobre las consecuencias que esta trayendo el uso de esta aplicación cuando se vuelve obsesiva. La ansiedad y la angustia se hacen presentes y tanto las relaciones de pareja como las relaciones de amistad, empiezan a verse mermadas. Enrique García Huete, profesor de Psicología en la Universidad complutense de Madrid advierte que éste “puede ser un canal perfecto para reforzar las relaciones de pareja durante el enamoramiento, pero que puede ser peligroso, cuando uno de los dos miembros de la pareja, se obsesiona por el constante control del otro” Es más; si una relación termina puede venir una fase enfermiza, que sigue con el control inmediato de la ex pareja. Fernando Azor, psicólogo en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, apunta en la misma dirección y afirma que a diario se encuentra casos de personas que incluso meses después de romper una relación, siguen controlando los movimientos que hace el otro con su aparato móvil. Esto genera una fuerte ansiedad y angustia que desemboca a menudo en una conducta compulsiva de estar mirando constantemente las últimas conexiones de la ex pareja.
No solo las parejas se enfadan por “las últimas conexiones” de sus amores, también se dan conflictos y decepciones entre amigos, cuando se observa la tardanza en contestar un mensaje o las respuestas públicas ante un grupo de amigos, creado también por Whatsapp.
En otra línea no menos importante y por lo que atañe a la salud psicológica, algunos expertos también hablan de esta aplicación como una posible vía a la adicción. Así lo afirma Enrique Echebúrua, catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco. Según dicho psicólogo, el uso irracional y sin control de esta aplicación, no solo puede llevar a malentendidos interpersonales sino que además puede acarrear una cierta adicción cuando el uso se da de manera continúa y una constante dependencia, sea cual sea la situación y el momento. Aún y a falta de estadísticas, él mismo asegura que “el uso indebido del Whatsapp, sea probablemente mayor que el de Internet”.
Parece que está aplicación tan jovencita, ya tiene su cruz de la moneda, pero no todo son malas noticias. “Whattsapp”, con su debido uso, es una herramienta útil, que permite la interacción gratuita e instantánea y con la que se puede intercambiar información importante, desde cualquier parte del mundo.
.En resumen; una aplicación que deja huella, que se ha convertido en un pequeño gran detective para saber si el usuario de tu lista de contactos te ha contestado aquello que le comentaste. Es una herramienta que ha revolucionado la comunicación entre las parejas y los amigos de tal forma que es capaz de crear conflictos y malos entendidos. La mala noticia; Whatsapp puede ser una arma de control que desemboque sentimientos de angustia y ansiedad. La buena; su uso racional nos permite contactar con los que tenemos lejos, incluso mandar fotos y videos en tiempo real. 10.000 millones de mensajes diarios expresan su éxito.